• no darse cuenta de que alguien lo mueve, o no tener nada en contra de esto
• dar la sensación de que le falta un impulso interior para moverse
• columpiarse durante mucho tiempo y no sentir mareos
• no darse cuenta de que se cae y no reaccionar con comportamientos defensivos, como estirar los brazos y las piernas para apoyarse
• Buscador sensorial
Problemas que pueden aparecer en un niño que busca sensaciones en lo referente al vestíbulo:
• necesitar el mayor movimiento continuo posible para funcionar; puede tener problemas para sentarse tranquilamente, para no levantarse de la silla
• agitar reiteradamente la cabeza, balancearse hacia adelante y detrás, brincar
• desear sensaciones motrices intensas, tales como saltar en la cama, balancearse en una mecedora, dar vueltas en una silla giratoria, adoptar una posición del revés
• ser aficionado a los comportamientos de riesgo, juegos que se mueven o giran muy rápido en el parque infantil
• no marearse incluso después de mucho tiempo girando o dando vueltas
• querer columpiarse alto y/o durante mucho tiempo
• ser más aficionado que otros niños a columpios, caballitos o camas elásticas
Trastornos posturales de base sensorial (Endeble sensorial)
Un «endeble sensorial» con trastornos posturales de base sensorial, que influyen sobre los movimientos de la cabeza, el equilibrio, la tensión muscular y la coordinación bilateral, puede:
• perder el equilibrio, si no tiene los dos pies en el suelo (por ejemplo, al ponerse de puntillas, saltar o estar de pie con los ojos cerrados)
• perder fácilmente el equilibrio cuando no se encuentra en una posición bípeda, por ejemplo, al subir escaleras, montar en bicicleta, saltar o permanecer sobre una pierna
• moverse torpemente
• menearse y ser desmañado
• tener un cuerpo lánguido y flácido
• tener tendencia a bajarse de la silla, a estar «caído» en la silla, o a apoyarse en la mesa; preferir estar tumbado que sentarse derecho; apoyar continuamente la cabeza en las manos o los brazos
• sentarse en el suelo en la posición «W»
• sujetar con poca fuerza herramientas en las manos, tales como lápices, tijeras, colores, cubiertos o peines
• apretar los objetos con fuerza (para compensar la flacidez)
• tener problemas con la digestión y la evacuación, tales como estreñimiento frecuente o falta de control de la vejiga
• cansarse fácilmente durante actividades físicas o paseos
• tener poca conciencia de su propio cuerpo
• tropezar con frecuencia, ser torpe en actividades deportivas y motrices
• tener problemas al utilizar simultáneamente las dos manos o piernas, por ejemplo, al saltar o coger una pelota
• tener dificultades para sujetar en una mano una hoja, por ejemplo, al escribir o recortar
• tener problemas al usar las dos manos de forma armoniosa y alternativa, por ejemplo, al marcar el ritmo de una melodía
• no tener una lateralidad establecida hasta los 4 – 5 años de edad
• evitar superar la línea central del cuerpo
• tener problemas con la organización y las actividades organizadas
• no saber generalizar aquello que conoce para hacer tareas nuevas
• frustrarse con facilidad y rendirse rápidamente.
• empezar de mala gana nuevas actividades
• tener un bajo sentido de su propio valor
• tener dificultades para establecer amistades y para relacionarse con niños de su edad
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